Valeria
es una mantis, que siempre fue muy cristiana:
de
misa y comunión diaria, por la tarde y en la mañana.
Se
casó muy jovencita: no tenía aún dieciocho años;
no había
sufrido penas, decepciones ni desengaños.
Más
su pobre esposo murió por causa desconocida
y Valeria
muy poco lloró, continuando así con su vida.
Ni
seis meses guardó luto y de nuevo se emparejó,
con
un mantis millonario, pero que al año viuda dejó.
Al levantar mil sospechas, comenzaron a investigarla,
y, siendo tan seductora, el comisario empezó a halagarla.
Este cayó en sus rede, sucumbiendo a su hermosura;
y, en
menos que cantó un gallo, cavóse su sepultura.
Tras esta azarosa
vida, llena de episodios atroces,
tuvo que huir muy
lejos para así silenciar las voces.
Ahora habita en
Brasil, país de samba y carnaval;
como experta en
camuflaje no se pierde un festival.
Su misterio y coqueteo,
levantan grandes pasiones;
fascina su gran poderío
y admiran sus donaciones.
Valeria amasó gran fortuna,
es piadosa y fiel beata;
lo que sus novios
ignoran es que su dulce miel, mata.
Las listas
parroquianas que observan sus artimañas,
alertan de sus
acciones, pues a ellas no les engaña.
<<Santa Teresa>>
es llamada, al verla rezar timorata
y murmuran a su paso:<<Cuentas
de beata, uñas de gata>>.
<<Palabras
melosas, siempre engañosas>> viene a decir:
<< La cruz en
el pecho y el diablo en los hechos>>.
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