Dos seres libres, valientes e incomprendidos;
almas gemelas y puras en busca de su camino.
Cruzáronse sus destinos en las tierras de Sanabria ,
ocultos entre peñascos, malezas y oscuras sendas.
Quiso el azar que un día en el bosque se encontraran,
saliendo a cazar de noche, pues su apetito apremiaba.
La elfa, al verlo, quedó prendada de su mirada;
su fuerza y carisma hicieron que ante él, inmóvil quedara.
El lobo en cambio quedó atrapado por su belleza:
su grácil y fino porte, amansaron su
fiereza.
La luna llena alumbró aquella bonita
estampa,
testigo fue de excepción de aquel
encuentro sin trampa.
¿Qué
te trae bella elfa por esta región tan recia?
le susurró el fuerte
lobo , intrigado por su presencia…
Estoy buscando un motivo que me devuelva la alegría,
que algo o alguien merezca la magia que tuve
un día.
La elfa, a su vez, quiso conocer sus
pensamientos:
por qué se hallaba tan solo y la razón
de su aislamiento.
El lobo lloró explicando la tragedia de
su familia:
por culpa de un desalmado vive en
constante vigilia.
Tras esta presentación y unas palabras
amables,
se despidieron soñando con un futuro amigable.
Al ver alejarse al lobo, la elfa ideó su
plan:
sería su blanca sombra y protegería a su
clan.
Desde ese día son uno, ya nunca se han
separado;
al bosque ha vuelto la magia, la
esperanza se ha renovado.
©Vegalur