jueves, 4 de abril de 2013

Villa Animalia, la aldea feliz ( 3ª parte )



¡Desaparición en la aldea!: Sabueso y Perspicaz entran en acción...


Mientras y durante el recreo de la escuela, donde todos comentaban las proezas que vieron en la función, dos amigos comentaban apartados del resto de sus compañeros acerca de hacer una escapadita por los alrededores del circo y colarse dentro. Estos dos traviesos eran Gameto, el hijo pequeño de Doña Graciela, la cierva y el galante gamo D. Corneta  y por otro lado, Cascanueces , la lista y simpática ardilla pero tremendamente enreda y juguetona que vivía sola con su abuela. La ardillita pensaba que quizás pudieran ver los ensayos o hablar con alguno de los artistas pues se habían quedado tan maravillados con las actuaciones, que les había entrado ganas de saber más cosas; a ella incluso se le había despertado el gusanillo de ser artista; quería saber cómo se preparaba uno para trabajar en un circo y ser uno de ellos. Tenía una vena vagabunda desde que sus padres murieron y su vieja abuela Doña Dentona , pronto moriría quedándose solita en Villa Animalia¸ así que tal vez, pudiera ser una oportunidad de labrarse un futuro...  Gameto, por su parte, que era de naturaleza inquieta  y también curiosa,  era muy confiado sobre todo si estaba junto a  su amiga del alma; por eso no se pensó dos veces la propuesta de escabullirse durante el descanso de la clase para visitar y ver el circo de cerca. Así lo hicieron, pues, aprovechando un descuido de Doña Presu,  poniendo rumbo de inmediato  hacia el recinto ferial. Se dijeron a sí mismos que volverían justo a tiempo para la clase siguiente al recreo pero lo cierto es que ya no regresaron a la escuela. La maestra preguntó por ellos al entrar a clase pero nadie supo contestarle pues no habían dicho nada al resto de compañeros. Esperó al final de la clase para llamar a sus respectivos padres y abuela antes de dar la voz de alarma general. Les contó lo de su escapada durante el recreo y tanto los padres de Gameto como la abuelita de Cascanueces no sabían nada ya que no habían vuelto a verles desde que salieron  de casa por la mañana para ir al cole; así pues, esperarían  a preguntarles cuando fueran a comer. Pero tampoco regresaron a sus casas  a mediodía.

Por ello, Doña Dentona avisó corriendo al colegio y desde allí a toda la aldea a través de Doña Paloma, el ave mensajera que se encargaba de dar los comunicados a los padres sobre cualquier asunto concerniente a sus hijos; pero ninguno de ellos, sabía nada acerca del paradero de los dos desaparecidos. Desde la alcaldía y a través del señor Pregón se anunciaron batidas de búsqueda por todos los rincones y alrededores de la aldea a partir de las siete de la tarde ; a esta hora terminaba la función del circo y todos los habitantes estarían disponibles para echar una mano a las familias afectadas.
Así fue , como miles de aldeanos con luciérnagas en la mano, se lanzaron a una frenética búsqueda por todos sitios: Las lagunas y lagos , los jardines y bosques , por la playa … pero todo fue inútil. Decidieron ir a dormir y proseguir la búsqueda a la mañana siguiente.
Al amanecer , ya todos en la aldea estaban al tanto de lo ocurrido , corriéndose la voz también a las aldeas más cercanas a través de la emisora de Doña Cotorra y a través del periódico de la zona “ La voz de la comarca “ dirigido por Don Pluma , un pájaro carpintero de Villa Cantora , la aldea más cercana del lugar. Ahora solo quedaba esperar…

La aldea al completo estaba consternada por el suceso pues hasta el momento nunca había pasado nada que viniera alterar la calma y el orden en el lugar. Todo lo más, algún susto con Sardinillo, el hijo de Doña Salada , la una sardina muy fina y “ pija” casada con un pez muy salado llamado Don Boquerón.  Sardinillo y sus pandilla,  siempre andaban metidos en líos porque siendo juguetones y pizpiretes  y al no ver peligro en ningún lado  a veces se alejaban demasiado de la playa , se lanzaban al mar sin protección y  saltando entre las olas de la costa despistaban a los socorristas con el consiguiente susto para ellos y sobre todo para sus madres. También algún disgustillo por alguna que otra pelea provocada por ellos o  la pandilla de sus rivales, unas medusas muy gamberras encabezadas por Ventoso , el de más mala uva, cuyos ataques venenosos les dejaban picaduras y escozores que duraban varios días.
Todos en la aldea lamentaban  la ausencia de los dos pequeños , la que más Doña Cigüeña , la vieja comadrona que había ayudado a sus madres a traerles al mundo o el Señor Pérez, el dentista y viejo ratón quien había visto perder sus dientes de leche uno a uno a todos las crías de la aldea. Pero sobre todo su maestra quien les quería muchísimo. Los pequeños acudieron a la escuela al dia siguiente de la desaparición con caras tristes y algunos incluso echando alguna lagrimita por sus amigos ausentes. La seño Presu , les consolaba como podía pero ella misma era presa del miedo por lo sucedido y más aún  cuando se dio cuenta al pasar lista que faltaban otros dos de sus alumnos; en este caso se trataba de Leopoldo y Leocadia,  dos leones gemelos nietos de D. Leonardo, el alcalde. 

¡No podía ser! Se dijo la seño – y alarmada dejó a los pequeños al cuidado del señor Malagüero , el cuervo vigilante de la escuela que siempre merodeaba alrededor de las clases cuando adivinaba algún mal presagio. Mientras, fue corriendo  al despacho de Don Memorión para que personalmente diera la noticia a los padres y al mismo alcalde. Don Leonardo acudió personalmente a la comisaria donde D. Agudo el comisario jefe , mandó llamar de inmediato a los detectives más eficaces en casos de rastreo , los ya conocidos Sabueso y Perspicaz; estos acudieron velozmente y prometieron ponerse de inmediato al frente de esta investigación. Estaban asustados pues habían puesto en ellos toda su confianza y no querían defraudar a la aldea. Nunca antes  se habían visto envueltos en un caso de tanta envergadura; como mucho algún caso de robo en la granja de D. Kiriko por parte de Guanteblanco , el viejo y astuto  lince o algún caso de vandalismo aislado en las tiendas del barrio. Sabueso y Perspicaz, comenzaron rastreando las inmediaciones de la escuela, los parques próximos y entrevistaron a los padres y a todos los amiguitos de los cuatro desaparecidos tanto del cole como de sus respectivos barrios. Nadie les había visto desde ese día. Nada, ningún  rastro ni pista que seguir.
Viendo la dificultad del caso, incluso se atrevieron a pedir ayuda y consejo a Don Ermitaño, el viejo lobo que decidió por propia voluntad dejar la aldea marchándose junto a su familia a las colinas del bosque ; pretendía alejarse de la civilización y  dedicarse a la meditación. Era un lobo solitario pero de gran corazón  y buenas intenciones. Era muy sensato e inteligente y muchos se acercaban hasta su guarida para pedirle algún consejo. Aunque en este caso,  no imaginaba que podría haber pasado, les recomendó seguir la pista del circo pues había oído que se acababa de instalar en la aldea por varios días.

¡ Por qué no empezáis por ahí ?- Les dijo el lobo - No ha desaparecido solo un pequeño sino dos primero y otros dos después . Siendo crías y juguetones quiero pensar que se hayan sentido atraídos por las luces y el bullicio de  la carpa; una vez allí, se habrán entretenido jugando y temerán la reprimenda de sus padres… Tal vez, la chiquillada se quede sólo en un susto, como en otras ocasiones. Los detectives le agradecieron su opinión que les pareció harto posible y se marcharon de allí; la verdad es que tras su primera visita al circo por el rumor que empezó a correr en toda la aldea, no habían vuelto a pensar en esa posibilidad. A primera hora de la tarde, se dirigieron, pues, dirección al recinto ferial donde ya estaban ultimando los preparativos para su próxima función circense de las cinco de la tarde. Decidieron colarse por la parte de atrás, entre bambalinas suponían estarían ensayando los artistas  para la función; de repente, hubo algo que llamó la atención de Sabueso: Junto a un grupo de chiguaguas bailarines, que supusieron estarían ensayando su número circense, se encontraba una cría; lo increíble es que no era una cría animal como los de la  aldea; ésta tenía un aspecto humano como los que habían encontrado en sus archivos cuando saltó el rumor  de la presencia de habitantes de Villa Humana en el circo.

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