Quisiera ser vampir-a-esa y vivir eternamente,
mantener intacto el cutis
y no envejecer, ciertamente.
Podría entrar en la mente de los humanos inconscientes
y manipular a aquellos
más oscuros e indecentes.
Viajaría sin pagar a lo largo del planeta;
viviría mil culturas, sin necesidad de maleta.
Me gustan los
crucifijos y no temo al agua bendita;
el rojo me sienta bien y el look gótico me excita.
Aguanto bien el calor y la luz es mi vitamina;
los dientes de ajo me encantan: Son una gran medicina.
Más sufro de acrofobia y la oscuridad me asusta;
no soporto mucho el frío y la sangre no me gusta.
Por ser de natural a pego
a la gente que me importa,
creo que sufriría en las
distancias más cortas.
Tendria que renegar
de empatías y compasión,
pues siendo de sangre fría solo entiendes de seducción.
Tengo, pues, un dilema escogiendo entre dos vidas:
La pobre y digna mortal
o la sexy zombi desinhibida.
Siendo honesta diré que me gusta pisar tierra,
que amo lo natural y el inframundo me aterra.
Por ello, aterrizando de mi lunático pensamiento,
he decidido vivir y arrugarme como un pimiento.
Mientras, disfrutaré de lo que me toque en suerte,
pero, eso sí, siempre coqueta y divina hasta la muerte.
©Vegalur
* Acrofobia: Miedo a las
alturas
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